Bustinduy, el buen ministro

13 de julio 2025 - 03:10

El ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, se ha enfrentado a uno de los grupos de presión y abuso más poderosos de la economía española: las compañías aéreas de bajo coste. Multó en noviembre a cinco de ellas (Ryanair, Vueling, Easyjet y otras dos) con 179 millones de euros, y acaba de expedientar a una sexta, por prácticas comerciales muy extendidas que vulneran la vigente Ley de Defensa de los Consumidores, como el cobro por el equipaje de mano, la falta de claridad en los precios ofertados y el sobrecoste por la reserva de asientos contiguos para menores o discapacitados.

Ahora ha llevado al Consejo de Ministros, y logrado su aprobación, un anteproyecto de ley de Consumo Sostenible que contiene mejoras como el veto a la publicidad de la gasolina procedente de combustibles fósiles, restricciones a los anuncios de vuelos cortos, prohibición del ecopostureo (presumir de productos verdes y sostenibles sin datos que lo demuestren), utilización de la publicidad del miedo por parte de empresas de seguridad, imposición de obstáculos a la reparación de electrodomésticos y programación de su obsolescencia, reduflación (reducir la cantidad de producto ofrecido manteniendo el mismo precio sin informar de ello) o acaparamiento de entradas para conciertos sacándolas a la venta a precios desorbitados (una gran estafa).

Todo esto lo impulsa Bustinduy sin alharacas ni discursos ideológicos exaltados, sin darse importancia ni vender utopías. Pero son medidas importantes porque consumidores somos todos. Hace una política que va a mejorar la vida de la gente en general y es estrictamente transversal, inclusiva, ajena a muros y enemigos: sus únicos enemigos son los abusones en el sector del consumo de masas.

El ministro interpreta correctamente el pomposo título de su departamento –Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030– y aplica las directrices europeas con discreción y firmeza. No llama la atención ni vende humos, se atiene a la parcela concreta que se le ha asignado. No impulsa ninguna revolución pendiente, pero hace cositas que los ciudadanos necesitan para estar más contentos. Es la antítesis de su colega el ministro de Transportes. Puente habla y habla de todo lo que no le compete y fracasa en lo que le compete. Bustinduy, que es de Sumar, se trabaja sus competencias y habla poco.

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