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Aun ministro de Cultura tan antitaurino como Ernest Urtasun le hubiera agradado más conmemorar el centenario de la Generación del 98, parca en ardores de fiesta nacional que no fueran los de la misma España, pero entonces gobernaba Aznar. La conmemoración del centenario de la Generación del 27 es una fecha muy golosa. Por fin se reivindica la poesía, aunque sea para ondear banderías. El hombre del 27 no será Lorca ni Alberti, para nada Guillén o Salinas, Dámaso o Cernuda. Otro bien prosaico, Pedro Sánchez, que aprovechó el bloomsday para su particular bluff-day: de Joyce a Yo hice a Roque III. Aquí me tenéis, amigos, vuestro héroe de Marvel contra la fachosfera hasta 2027, cuarto centenario de la muerte de Góngora.
Si algo define esa generación no es su antifranquismo, aunque con calzador hayan metido en la comisión al ministro de Memoria Democrática. Media generación terminó en el exilio y otra media se quedó, y hubo alguno como Gerardo Diego, que compartió el Cervantes con Borges, que optó por lo segundo porque no sabía qué hacer con el piano que le regalaron.
Sin los toros, no se entiende la Generación del 27. Fue un torero, Ignacio Sánchez Mejías, el que los aglutina en Sevilla la última semana de 1927. Aunque la foto está en el Ateneo de Sevilla, no se la pudieron hacer aquí porque estaba llena con los caramelos de la Cabalgata de Reyes de 1928. Entre los menos taurinos están los dos sevillanos que no salen en la foto, Luis Cernuda y Vicente Aleixandre, que en 1977 ganó el Nobel en nombre de todos. Tampoco Fernando Villalón, además de poeta y aristócrata, ganadero de reses bravas.
En los extremos de la foto, figuran dos de los más taurinos. Rafael Alberti llegó a hacer el paseíllo con Pascual Márquez y con Sánchez Mejías en la plaza de toros de Pontevedra. Juan Ramón le afeó esa afición. Era más de burros que de toros. Gerardo Diego dedicó sendos poemas a Joselito el Gallo y Juan Belmonte. Mozart y Beethoven, respectivamente, en la analogía de José Bergamín, que dedicó a Rafael de Paula su libro Música callada del toreo y también está en la foto.
Un nombre fundamental es José María de Cossío. Este intelectual de la Montaña coordinó la enciclopedia Los Toros, vulgarmente el Cossío. Y publicó una antología titulada Los toros en la poesía castellana. Vio en el Sardinero con Alberti y Carlos Gardel la final de Copa de 1928 en la que el portuense se inspiró para su Oda a Platko.
La Generación del 27 tiene varias cunas: el café madrileño donde en abril de 1926 se reparten los primeros trabajos y hablan con Ortega para que los publique en la Revista de Occidente; el cartel que en 1927 hace Juan Gris para la revista Litoral en el centenario de Góngora; la Residencia de Estudiantes donde coincidirán muchos de estos poetas; la revista Mediodía cuyo primer número aparece en mayo de 1927; y sobre todo el túmulo funerario de Mariano Benlliure donde están los restos de Sánchez Mejías y sus cuñados Joselito y Rafael el Gallo. El Divino Calvo.
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