Un lince venerable

07 de noviembre 2025 - 12:33

Hemos sabido de su existencia porque una foto lo ha puesto al descubierto. Seguramente se hablará del lince blanco de Jaén como se sigue hablando de las famosas “caras” de Bélmez, así pasen los años. El felino silvestre albugíneo viene a sumarse al amplio catálogo de extravagancias con que cuenta la provincia de Jaén donde el lince ibérico se prodiga con mayor frecuencia que en el resto de la península.

Hemos podido saber que incluso está bautizado con el nombre artístico de “Satureja”, que nació allá por el año 2021 y que no es macho sino hembra, porque el lince es epíceno y por tanto “Satureja” es lince a todos los efectos. Esto lo sabemos no porque exista un Registro Civil de Linces Ibéricos al que podamos acceder, sino porque lo infrecuente del caso ha hecho que se hable de ello hasta la saciedad.

Y no es para menos, porque el documento gráfico captado por su autor – llamado Ángel Hidalgo- ha conseguido perpetuar lo que quizás se hubiera quedado en mera leyenda de no ser porque ha quedado constancia de su existencia.

Se ha teorizado sobre si es albino. También lo han tildado de leucístico. Uno piensa que es de pelaje ensabanado como los famosos toros de Osborne, que es lo más cercano que conoce.

Su postura en la imagen nos lo presenta como un mero espectador. Como si asistiera con cierta curiosidad al desfile de las carretas de la romería de la Virgen de la Cabeza allá por el mes de abril, encaramado desde lo alto de un carril viendo sin ser visto. O presenciando espectáculo de la berrea del pasado mes de septiembre, cuando los venados con sus bramidos se imponen en los atardeceres de la Sierra de Andújar, que es donde al parecer ha sido avistado.

Pero vayamos más allá: los amplios bigotes que luce su cara le dan un aspecto como de animal entrado en cierta edad. Así como de antiguo. Se da un cierto aire con el Maestro Mutenroy que aleccionaba a Son Goku y Krilin. Y eso, sumado a su pelaje blanquecino, irremediablemente nos lo presentan con un animal veterano. Como un anciano aún sin serlo realmente.

Lo vemos y dan ganas de hablarle respetuosamente de usted. E incluso venerarlo, como porque parece tan entrado en años que dan ganas de ponerle una escultura en la provincia y crear en torno a él merchandising, documentales, una ruta turística y hasta componerle un pasodoble titulado “El lince blanco” al igual que existe el archiconocido que lleva por título “El Gato Montés”.

Este lince blanco se puede convertir en un icono jiennense. Y sumarlo al argumentario de defensa de la provincia para contrarrestar el manido ”En Jaén no hay ná”. Porque hasta tenemos un lince ibérico blanco.

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