Lo que ocurre en Europa

19 de julio 2025 - 03:07

España –si es que ese país todavía existe– es uno de los escasos lugares de Europa donde se mantiene oficialmente un discurso optimista con respecto a la inmigración ilegal (repito el adjetivo “ilegal”, no vaya a ser que un alma bella me acuse de ser un Obersturmbannführer honorario de las SS). Cuando surge el tema, las almas bellas sufren un curioso trastorno que las empuja a gritar espantadas, mientras se retuercen como si fueran el gran Christopher Lee al ver un crucifijo en aquellas películas de vampiros de la Hammer: “¡Racismo! ¡Fascismo! ¡Derechos Humanos!” Pues va a ser que no. Y es que la izquierda, en toda Europa, ha ido adoptando un discurso muy escéptico o incluso crítico con la llegada indiscriminada de inmigrantes.

Veamos algunos ejemplos. En Dinamarca, la primera ministra socialdemócrata, Mette Frederiksen, ha introducido una legislación que es mil veces más dura que cualquier propuesta de Vox, y los barrios donde vive una población mayoritaria que no sea “occidental” pasan a ser considerados “áreas residenciales vulnerables” y están obligados a realojar a sus habitantes para que no se puedan crear guetos que vivan al margen de los valores culturales “occidentales”. ¿Se imaginan que alguien propusiera esto en España? ¿Se imaginan los aullidos licantrópicos de nuestros periodistas e intelectuales de guardia? ¿Se imaginan? Pues bien, esta medida ya está en vigor en Dinamarca. Y en Alemania ya hay un partido de extrema izquierda –una escisión de Die Linke– que propugna medidas semejantes a las que exige la ultraderecha de Alternativa por Alemania. Y en Gran Bretaña, Keir Starmer (laborista) ha anunciado el endurecimiento de los requisitos para entrar en Gran Bretaña y justo acaba de firmar un acuerdo muy duro con el francés Macron. Y lo mismo podría decirse de Portugal, Holanda, Suecia, Italia y los países del Este.

Así están las cosas. Y de momento, sólo Irlanda (donde hasta el Sinn Fein en la oposición ha cambiado por completo su política de puertas abiertas) mantiene el discurso “buenista” con respecto a la inmigración descontrolada. Y España, por supuesto. Pues bien, convendría conocer estos hechos, ya que aquí se ocultan por completo.

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