Sanz replicado y la anomalía de Jaén

Los "jiennenses" con Antonio Sanz y Antonio Repullo.
Los "jiennenses" con Antonio Sanz y Antonio Repullo.

19 de octubre 2025 - 12:51

Es una singularidad el caso de Antonio Sanz, el único político que se reproduce políticamente, valga la expresión, por mitosis. Es decir, se divide celularmente hasta conseguir dos, o tres, o cuatro por el precio de uno, pensará el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. La imposibilidad del fenómeno nos llevaría hasta un consejo de Gobierno en el que sólo estarían Moreno Bonilla y él, celularmente único pero dividido hasta completar un equipo sólido, seguro, pero bien escueto. Cuestión de confianza. Esta es una de las consecuencias del enésimo y grave fallo del sistema andaluz de salud.

Con versiones de la célula original de Sanz con presencia física en el territorio andaluz, incluida esta reserva de Jaén, quizá el PP jiennense hubiera gestionado el poder capitalino con más política y menos improvisación, pero eso ya es historia con letra pequeña. Perdida la capital, sostienen y lo repiten como un mantra (para reforzar la creencia) que trabajan para alcanzar la Diputación Provincial de Jaén, esa meca pepera que se resiste, incluso, en plena estampida de fe popular. En esa eterna pelea pasan revista a la tropa, en el refugio efímero y alegre de una carpa feriante en San Lucas, y comprueban que las familias siguen haciendo sus guerras como perfectos reinos de taifas que son y el resto se pregunta, más allá del calor de los grupos de WhatsApp, si el plan es el correcto y si Erik Domínguez sufre el mal que padecieron otros presidentes del PP antes que él. Un quiero y no puedo para conseguir una marca provincial sólida con discurso inequívoco de liderazgo. Los más indulgentes se agarran al símil de la pájara del corredor (runner lo llaman ahora) al que le escasean las reservas ante semejante reto, otros, directamente se preguntan: ¿Dónde está Erik?

Este déjà vu en el Partido Popular de Jaén ya nos suena a los viejos del lugar, pero era en tiempos de escasez, de guerrillas fratricidas, donde el PP se aferraba a sus alcaldías y la Junta era un sueño imposible. De ahí que sorprenda más esa sensación de travesía sin gloria en la capital en lo que, sobre la carta de navegación, debería ser el mascarón de proa del partido.

Así las cosas, cuando el presidente del PP se vuelca en arropar a sus cargos por las sierras de Jaén deja al descubierto una capital que quema y en la que, a priori, nadie parece querer estar. Eso también lo saben en las consejerías de la Junta, las peticiones de traslado a Sevilla son notables y notorias. ¿Qué hay de lo mío, Antonio?

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