Viva Franco (Battiato)
Topónimos que arden
Ropa Vieja
Portichuelo
La historia no es hermosa, es muy real.
Y la historia es de guerra con su sangre.
Lo prueba la existencia de una cruz
de piedra que se oculta entre la hierba.
Apenas esta cruz se puede ver.
Al caminante pasa inadvertida.
Abre sus brazos al valle dormido.
Y si la ves te cuenta la historia.
La época de una guerra tan absurda.
Y la cordura otra vez desaparece.
El caos en el campo y la ciudad.
Y la noche, que marca los destinos.
Y la luz del crepúsculo se aparta.
El ánimo es de odio con sus fusiles.
El sacristán con once más dispuestos
según la línea marcada a sangre
por el ángulo gris del horizonte.
Suenan las balas, caen con su rezo.
Caen, también, su miedo y su esperanza.
En la vaguada duermen los vencidos
por un odio que siempre se aparece.
Insomnio en la casería
La luz de la lonja parece querer salir de su lámpara, creando un juego de sombras que estimula al poeta a pensar. La lonja es fría, apenas una mesa con sus sillas. Hace viento, y el mes de enero está a punto de llegar a su mitad.
El bardo no avanza con el poema. Se pierde en disquisiciones que piensan que no le llevan a ningún lado. De pronto, comienza a nevar. Los copos son muy tímidos. Temerosos de dañar las vinas y olivas que rodean a la casería. Pero el alma de las nubes que los gobiernan es más poderosa y gana la batalla. Todo el valle es, finalmente, cubierto por el manto de la nieve.
El poeta recupera la inspiración. La nieve ha sido la musa que lo ha impulsado. Sale de la lonja y camina por el valle. Rompe a gritar. Su voz clama de alegría. Da las gracias al cielo en el que siempre ha creído.
Desde el valle
Después de mucho tiempo, ha vuelto a escribirles.
La noche es de luna e insomnio.
La nostalgia desaparece y el amante se emancipa de la duda.
Escribe para ella y sus niñas.
Se acuerda de las tardes en el valle
cuando los cuatro leían un cuento
al cobijo de los brazos de un olivo
que la tormenta arrancó.
En esta noche, también de luna, vuelve a contar
una nueva historia.
Sus tres musas duermen en la habitación de al lado.
Y otro olivo es testigo de los pasos nocturnos
del que siempre ha amado con el corazón.
El amor es más auténtico en los valles
al tiempo que la luz del cielo se va
y algo de su alma queda en la del poeta.
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