Crónica personal
Pilar Cernuda
Salazar, otra pesadilla
La pequeña violinista
Suena la melodía en el balcón del aplauso. La tarde se pierde, con las notas de la viola.
La música la lleva dentro, le sale viva. Es su primer concierto a la luz de una plaza. Su atril mira a oriente y el viento calla, se va.
Y halla su mirada en el horizonte. Su maestría calma la fatiga de este encierro.
Martina descose las penas de un día que pronto se irá.
A Martina Paredes
SALA 13
(Academia de Arte Carrillo)
La academia está en la principal calle, en la hondura de la ciudad vieja.
Los alumnos, aspirantes a pintores, rezan de rodillas ante el lienzo.
Suena en la sala un tocadiscos. Las oberturas de Wagner despiertan el ánimo
del creador.
En la sala 13, la luz del invierno espera con paciencia la llegada del crepúsculo.
La música se hace azul en el cuadro.
Crepúscula
A Gregorio
Da gusto escucha su voz de tenor antiguo.
Él es un poeta. Su vida, Su, pasado pertenece al siglo XX: al triunfo del Cinemascope. Él advierte al ocaso de su belleza. Alterna en un bar de cualquier calle. Suena una obertura del mago Mahler
En el lienzo de un pintor está su retrato: su tez es la de un vaquero del cine crepuscular de Howard Hawks, y en sus manos no lleva un revólver, sino una copa de guisqui.
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