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José Manuel Serrano
El golpe de Julio ‘Ali’
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Esta provincia tiene los suficientes frentes abiertos como para mantener la guardia activa, incluso de noche. Una vigilia a la fuerza que nos hace estar como el halcón, con un ojo abierto mientras duerme para detectar al depredador de turno. Uno de los enemigos más certeros en nuestra historia reciente es el desdén. Así, en principio, no parece enemigo temible, no tiene severas fauces, no brilla por su agilidad, pero es certero en deteriorarnos de manera concienzuda. Agazapado, este depredador ataca para arrinconarnos un palmo más.
No es que haya una cacería disciplinada y coordinada contra el terruño (eso nos daría cierta relevancia) se trata, de una indiferencia contrastada en décadas, con desaires constantes en los presupuestos, un desapego con esta reserva que se convierte en ultraje cuando en la encerrona participa por acción u omisión personaje principal o secundario con denominación de origen.
Pasan por la historia pequeña de esta provincia, disciplinados, temerosos de alzar la voz y dejar de estar en la nómina de los que, sobre el papel, nos defienden. No hay duda metódica, en caso de incertidumbre, siempre dan la razón al partido. La gracia del líder, con su mirada: “Si mi ojo derecho te ofende, arráncalo”, no hace falta acudir al territorio distópico de Gilead, de Margaret Atwood, porque hay muchos cuentos de la criada e innumerables ejemplos de obediencia debida.
La Universidad de Jaén se ha quedado sin poder cursar el grado de ingeniería biomédica “in extremis”, la Agencia para la Calidad Científica y Universitaria de Andalucía (en adelante la agencia) dictamina que en función de los estándares científicos y académicos internacionales la UJA no pasa el corte. Tampoco la de Granada con otros estudios sobre la IA. Dos instituciones rigurosas y serias avaladas por su prestigio aquí y allá. Para completar el bodegón, este grado sí lo impartirá este próximo curso una universidad privada. La escasez de argumentos explícitos de esta agencia independiente, la falta de tiempo material para revertir los supuestos errores y el crecimiento sostenido de lo privado en este ámbito, hacen que el halcón desconfíe del cielo abierto. El búho cornudo es uno de los depredadores naturales de las crías del halcón, por si sirve el dato.
Podríamos hablar de razonamiento inductivo, querido Watson, pero aburriríamos a la parroquia, así las cosas, si parece un pato, nada como un pato y grazna como un pato, probablemente sea un pato.
El rector Nicolás Ruiz no utilizó metáforas en su encendida defensa de la Universidad, elevó el tono porque se pone en tela de juicio el prestigio de esta y escenificó, debidamente, junto a su equipo de gobierno, el agravio evidente. También la financiación les quita el sueño, porque lo de la “mayor inversión de la historia” está patentado ya como argumentario, pero una cosa es predicar, otra dar trigo y que, finalmente, llegue el cereal.
Lo propio hizo el rector de la de Granada y buena parte de la opinión pública de ambas provincias salió en tromba para criticar el atropello. Incluso, en una anomalía espacio-tiempo-político, el Ayuntamiento y la Diputación de Granada, ambos gobernados por el PP, defendieron su universidad y apoyaron su recurso para revertir el desaire cuanto antes. Acojonante, perdón, impresionante. Nadie dudará de su compromiso popular, tampoco de su apoyo a una institución fundamental en la historia de su provincia y en la tercera línea arremetieron contra el PSOE, como dios manda.
Por aquí, ya saben, podemos hablar de la calor.
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