El Real Jaén choca ante la dificultad de calibrar las emociones

El 18 de julio de 2020 fue el último derbi provincial entre Real Jaén y Linares Deportivo, un partido de play off de ascenso a Segunda Federación que se disputaba en Marbella al estar inmersos en la época Covid-19, 1.941 días pasaron desde aquel día hasta el domingo pasado. Para el último que pudimos ver en La Victoria nos tenemos que ir a enero de ese mismo año, donde al Real Jaén el equipo azulillo le endosó un duro correctivo (1-4) en el templo blanco.

Cinco años y medio habían pasado desde el último derbi en La Victoria. Es por ello que las ganas de vivir este partido nuevamente, eran mayores. Se podía comprobar tanto en la previa en el centro de la ciudad como luego en el partido con una afición que estuvo cerca de llenar el estadio, también con una importante cifra de afición visitante. Poco faltó para colgar el "no hay entradas" en La Victoria.

Ver tal ambiente en la grada alegra, pero en un partido de fuertes emociones, esto podía ser contraproducente. Como bien sabemos, no le ha ido muy bien al Real Jaén, en general, cuando en su feudo se vive un ambiente de "fiesta". El pasado play off de ascenso fue la excepción que confirma la regla; y es que el Real Jaén el domingo, de nuevo no supo gestionar las emociones ante el escenario que se le presentaba.

Dos arranques dubitativos

El Real Jaén salió al terreno de juego de una manera extraña, tratando de medir el ritmo que había que imponer. Lo cierto es que el Linares Deportivo en los primeros 20 minutos fue superior, sobre todo por la buena presión que ejercieron los de Pedro Díaz y por el buen marcaje realizado sobre el centro del campo lagarto conformado por Antonio Caballero y Adri Paz; ahí cuajó una excelente labor el azulillo Fran Lara.

A partir de ese minuto 20, sí que el Real Jaén tomó la manija del partido, controlando el balón y generando peligro hacia la portería de Diego Barrios. Ahí los de Herrero tomaron buenas decisiones, pero faltó materializar esas jugadas peligrosas, ya que ocasiones hubo para poder irse al descanso mandando en el marcador, sobre todo por la banda derecha blanca.

Tras el descanso, se vio una segunda parte fea, en la que el Real Jaén no estaba cómodo y el Linares Deportivo se impuso. No mediante un juego brillante, sino haciendo que en el segundo tiempo se jugara a lo que el conjunto azulillo quería. Y eso es una virtud rival para resaltar, porque en momentos en los que te falta fútbol, hay que saber llevar el partido a donde quieres siendo práctico. Con el gol de Manny en el 67 tras un mal pase de Curro Burgos, la tónica fue la misma en un Real Jaén que se miraba a la cara y no se reconocía.

En este tipo de partidos casi es más importante saber calibrar las emociones que el tema táctico (sin restarle importancia a ello), y ahí el Real Jaén falló. Vimos varios errores no forzados en salida de balón, indecisiones en el centro del campo y alguna elección deficiente cuando se llegaba a la zona de tres cuartos. Además, desde el gol rival, el Real Jaén jugó poco con la cabeza y vimos menos de ese equipo de Herrero tan reconocible que estamos viendo esta temporada.

Calibrar las emociones en el fútbol es crucial para mejorar el rendimiento, la toma de decisiones y las sinergias de los jugadores. Una buena gestión emocional permite afrontar situaciones difíciles sin perder la concentración. La falta de control emocional puede llevar a la ansiedad que tuvo el Real Jaén en el último tramo, mientras que la gestión emocional mantiene el enfoque en el juego. Saber manejar esas emociones puede marcar la diferencia entre un buen rendimiento y una actuación fallida, como es este caso.

El Linares Deportivo fue quien mejor entendió hacia dónde había que llevar el partido y se acabaron llevando los tres puntos de Jaén. Ojalá y que en el próximo partido en el que en La Victoria haya un gran ambiente, el Real Jaén haya aprendido a manejar esas emociones en este tipo de contexto de partido.