Las famosas dinámicas del fútbol hacen que a final de temporada se consigan o no los objetivos de los equipos. El mantener lo máximo posible las positivas y romper cuanto antes las negativas se convierten en un ejercicio de insistencia de todo club a lo largo de una competición. Desgraciadamente, el Real Jaén está inmerso en una dinámica tan mala que ha cortocircuitado la mente de los jugadores que domingo a domingo han ido bajando su rendimiento hasta el punto de hacer caer al equipo a la zona de descenso y acrecentar las dudas de todo el entorno.
Son muchas las razones que venimos exponiendo las últimas semanas. La incapacidad de dejar la portería a cero hace que la casa nunca se empiece por los cimientos. El poco acierto en el área rival penaliza en exceso a un equipo que encima ahora, con la ausencia por lesión de Adri Paz, también adolece del juego que mostraba al inicio de temporada en la parcela central del campo. Se ha juntado todo lo que se podía juntar y la consecuencia es que en estos momentos el equipo no es ni su sombra, la moral de la plantilla está por los suelos y el panorama se presenta desalentador.
Pero hay que buscar soluciones, primero dentro y luego fuera del campo. El primer paso debe ser conseguir el equilibrio que falta a nivel defensivo. El no encajar en algún partido debe ser el objetivo prioritario para crecer a partir de esa portería a cero. A nivel mental está claro que hay mucho que trabajar y ahí podría entrar la famosa contribución de algún profesional como ya ocurriese en el pasado play off. Recordemos las muchísimas dudas con las que llegamos a esa parte decisiva de la temporada pasada. Y la aparición del coach Pepe Cabello hizo que el equipo creyese en sí y afortunadamente superasen ese bache mental y la presión que suponía sacar de una vez al equipo de la Tercera Federación.
Por último, los cambios que ahora sí se hacen necesarios en la plantilla para revertir la situación. Arriba, el equipo necesita la pólvora que ahora no aparece y ello obligatoriamente pasa por traer al menos un par de jugadores diferenciales de verdad para la categoría.
Todo este cóctel debe hacer que la autoestima del grupo vuelva a ser la de las primeras jornadas. Es imposible que en mes y medio a estos jugadores se les haya olvidado hacer bien las cosas. La competición está apretadísima y, paradójicamente, entre luchar por no descender y meterse en la pelea del ascenso apenas hay puntos.
Lo primero es romper la sangría en la que hemos entrado, y para ello, no hay mejor escenario que el campo del líder. Sin presión por ser favoritos, es la oportunidad perfecta para recuperar sensaciones. Un buen resultado allí, dejando la portería a cero y, por qué no, los tres puntos, haría volver a ver el vaso medio lleno en el parón de Navidad. De lo contrario, la nueva derrota nos haría pasar unas vacaciones muy tensas.
Aprovecho para desear a toda la familia blanca unas felices fiestas y que igual que 2025 nos trajo un ansiado ascenso, el 2026 que pronto empezaremos sea también exitoso para nuestro club. Manos a la obra y suerte los peloteros el próximo domingo para recuperar las sensaciones perdidas.