Jaén, el tesoro verde para familias y amantes del camping: "El 95% repiten, son asiduos"
Provincia
Aunque la provincia sea un destino único de naturaleza, la tendencia de fondo refleja un descenso desde el año 2022
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En el pulmón verde de Andalucía también hay hueco para el turismo en un paisaje idílico y difícil de encontrar fuera de las fronteras de la provincia de Jaén. Aunque, viajero suele mirar a la costa, tierra adentro, se encuentran territorio privilegiado con cuatro parques naturales que dibujan un mapa único de montañas, ríos, bosques y fauna salvaje. Entre ellos, el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, con más de 214.000 hectáreas, es el espacio protegido más grande del país y uno de los más extensos de Europa occidental. Junto a él, la Sierra de Andújar, Despeñaperros y Sierra Mágina completan un mosaico de paisajes que convierten a Jaén en un destino ideal para quienes buscan un turismo de interior y en contacto directo con la naturaleza.
En este escenario, los campings se han consolidado como una de las formas más auténticas de disfrutar de la provincia. Con parcelas rodeadas de pinares, bungalows de madera, piscinas en entornos serranos y una oferta pensada para familias y amantes de la naturaleza, los establecimientos se enfrentan a un verano marcado, a veces, por la irregularidad, el calor extremo y la necesidad de reinventarse.
Según los últimos datos de la Encuesta de Ocupación en Campings (EOC) de la Junta de Andalucía, en junio llegaron a los campings de Jaén 4.532 viajeros, un 21,5 % menos que el año anterior. Las pernoctaciones se situaron en 10.307, también un 22,4 % inferiores. Aunque los meses fuertes son julio y, sobre todo, agosto, la tendencia de fondo refleja un descenso. En 2022 se registró un 6,7 % menos de viajeros, en 2023 un 4,4 % menos y en 2024 otro 8,4 % menos.
Falta de actividades
En medio de estas cifras, los propietarios de campings de la provincia analizan la situación con la cercanía de quien recibe a los viajeros cada día. En pleno corazón del Parque Natural de Sierra de Andújar se encuentra el camping La Mirada, un lugar privilegiado por la cercanía al santuario de la Virgen de la Cabeza. “Aquí, el verano se está dando mal. No viene mucha gente, porque casi todo son fincas privadas y no pueden hacer senderismo. Tenemos piscina, pero la gente no sale del recinto. Vienen en caravanas y algunas tiendas de campaña. No hay turismo de actividades o deportes de naturaleza. Entonces vienen el fin de semana y se van”, cuenta el propietario, Alberto García.
El problema, insiste, es la falta de opciones de ocio organizadas. “Creo que el Ayuntamiento debería organizar actividades y eventos y que se implique más con el santuario. Cada año es diferente, las épocas de más auge son con la romería de la Virgen de la Cabeza y también el evento de la 'Aparición'. Ahora, con la berrea, esperamos que haya un pequeño repunte”, cuenta García.
El perfil del visitante es muy claro, el 90 % viene el fin de semana y el otro 10 % se queda un poco más porque le gusta más el campo. Suelen ser familias, principalmente turismo nacional, algunos extranjeros, menos menos en comparación. Son de la zona de Córdoba y Jaén. "La mayoría repiten, son asiduos el 95 %” afirma el cueño del camping La Mirada.
En esta zona de la provincia, según relata, durante la pandemia, apenas notaron variaciones. “Da pena que todo son fincas privadas y la gente no puede andar por ningún lado. Para poder hacer algo tienes que coger el coche para ir al pantano, lo único que hay”, lamenta.
Cazorla, estabilidad
A casi dos horas de allí, en el Camping Rural Llanos de Arance, dentro del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, la situación es distinta. El propietario, Juan Antonio Sánchez, explica que la temporada ha sido parecida a otros años, aunque con cambios de ritmo: “En julio estábamos al 45 %, pero a partir del puente del 15 de agosto hubo un repunte y llegamos al 85 %. En septiembre ya baja bastante, sobre todo cuando empiezan los colegios. La ocupación general se queda en un 30 %”.
Se trata, sobre todo, de familias, aunque también llegan senderistas y amantes de la naturaleza. “Este tipo de turismo suele ser estable a lo largo de los años. En la pandemia sí que aumentó, hubo un boom. A esas cifras se ha vuelto a llegar, pero solo puntualmente”, comenta.
La estancia media es de cinco o seis días, para poder aprovechar y disfrutar las opciones que ofrece el enorme parque. El 95 % de sus visitantes son españoles. “Hay muchos que repiten todos los años, sobre todo personas adultas, porque los jóvenes no suelen repetir destino”, expresa Sánchez.
En cuanto a las reservas, Sánchez distingue dos perfiles. “Nosotros tenemos dos modelos: los que vienen a parcelas suelen reservar con muy poco tiempo de antelación, y los de bungalows (tenemos 30 unidades) sí reservan con más antelación”. Y aclara algo importante: “No es un turismo que venga porque no se pueda permitir un hotel en la playa con precios altos. Es gente que busca esta experiencia de la naturaleza”.
Despeñaperros, recuerdos de otro tiempo
En la entrada natural de Andalucía, el Camping Despeñaperros ha sido durante décadas un punto de referencia. Su dueño, Antonio Martínez, que además fue presidente de la Federación de Campings, explica que no ha sido mal verano, aunque destaca que la segunda quincena de julio fue bastante mejor que la primera. "Hemos estado en un 65 % y ahora mismo estamos a un 50 %, un poco inferior a años anteriores” afirma.
A los problemas habituales de señalización y promoción se ha sumado otro, el calor extremo. “Estamos a más de 800 metros de altitud y siempre hace menos temperatura, pero este año hemos estado a 42 y 43 grados muchos días. Yo llevo 30 años aquí y normalmente 40 grados lo tenemos uno o dos días, no más. Estos años atrás has sido distintos”, cuenta Martínez.
Su clientela combina españoles y europeos: “Yo trabajo mucho con el turismo extranjero. Normalmente, el primer orden sería alemanes, seguidos de holandeses y franceses. Aunque en verano vienen más españoles, a partir del 10 o 12 de septiembre el turismo que prima es el extranjero, porque buscan tranquilidad”.
Martínez recuerda con cierta nostalgia otros tiempos cuando en el año 2001 o 2003, se llegaban a congregar unas 500 personas. "Había menos autocaravanas y más tiendas de campaña. Ese turismo cada vez es menos común”, añade. Hoy, predominan las autocaravanas modernas y bien equipadas, y el perfil del visitante son familias y viajeros que buscan tranquilidad. “El cliente suele repetir, sobre todo quienes valoran la calma. El turismo de naturaleza hay que incentivarlo, hay que mimarlo siempre. Y Jaén tiene que aprovechar todos sus recursos, desde la gastronomía hasta la naturaleza. Algunos paisajes de aquí son idílicos, no hay otros así”, expresa.
Cifras y retos
Los datos de la EOC muestran que Jaén está lejos de provincias como Cádiz, que en junio recibió más de 52.000 viajeros en campings, o Málaga con más de 33.000. Sin embargo, la singularidad de sus espacios naturales, la autenticidad de su entorno rural y la fidelidad de quienes repiten año tras año ofrecen un potencial enorme. Los tres propietarios coinciden en que la clave está en mejorar accesos, organizar más actividades y promocionar la provincia como un destino de naturaleza de primer nivel. Porque si algo tiene Jaén es precisamente es un patrimonio natural incomparable.
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