Los mosaicos de Bruñel, joya del patrimonio romano en Jaén, listos para su reapertura en 2026

Los yacimientos arqueológicos datan de la época ibérica y romana y cuentan con algunos de los mosaicos más portentosos de España

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Mosaico romano de Bruñel.

Tras décadas a la intemperie, rodeados de maleza y luego posteriores trabajos de restauración, algunos de los mosaicos más portentosos de España, los de la Villa de Bruñel, serán junto a otros atractivos únicos de este yacimiento, previsiblemente en los próximos meses, previsiblemente en 2026, tal y como adelantan fuentes del Ayuntamiento de Quesada a Jaén Hoy. Los restos arqueológicos datan de la época ibérica y romana, se encuentran a siete kilómetros del municipio quesadeño, en la carretera hacia Cazorla y todavía se conservan, más de 15 siglos después. Esta villa fue además, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) por la Junta de Andalucía.

El hallazgo no es ni mucho menos reciente, fue descubierto por primera vez en 1965, mientras un agricultor realizaba labores agrícolas en la zona. Fue entonces cuando se dieron los primeros pasos para sacar a la luz un pasado bajo tierra de más de 15.000 metros. El yacimiento constituye un conjunto arqueológico formado por una necrópolis ibérica tardía (siglo IV a.C) y una fase romana que se extiende desde el siglo I al IV d. C.

El término "Villa" fue aplicado en la antigüedad a dos formas distintas de establecimiento fuera de la ciudad. De este modo la Villa pudo ser una mansión señorial magníficamente orientada, en la que los ricos propietarios buscan comodidad y descanso o una modesta construcción en el campo, agrícola, ganadera o industrial.

Se han realizado alrededor de ocho intervenciones arqueológicas desde su descubrimiento, especialmente entre los años 1965, 1971 y 1968. Pero el abandono, incluso el expolio, vandalismo y la maleza se apoderaban de ellos. Por fin, en el año 2018 se empezó a ejecutar el proyecto de “Intervención de la Villa Romana de Buñuel” anunciado por parte de la Junta de Andalucía para mejorar las condiciones de conservación y adecuar los recorridos para la visita pública. Sin embargo, las obras se paralizaron y a finales de 2024 se volvieron a reanudar.

Tal y como explica el delegado de Cultura y Patrimonio, José Ayala a esta Redacción, los trabajos están a punto de finalizar y la titularidad se trasladará de la Junta de Andalucía al Consistorio de Quesada para que puedan organizar las visitas. "La última fase se empezó a finales del año pasado y ya están casi acabados. Se ha estado trabajando principalmente en la adaptación para que sea visitable y ponerlo en valor, se han realizado unas pasarelas, se ha trabajado en la accesibilidad y además de la accesibilidad también se han colocado paneles informativos de los principales hitos del yacimiento", expresa Ayala.

La protección de los restos se llevó a cabo mediante la implantación de unas cubiertas modulares que al mismo tiempo delimitaban las zonas de mayor interés. “En los restos emergentes y mosaicos se realizan labores de limpieza y consolidación. Algunas zonas de mosaicos, que no pueden ser protegidas con cubiertas en esta actuación, se protegerán mediante la disposición de una capa de geotextil cubierta con arena limpia, a la espera de que en futuras fases se pueda proceder a su cubrimiento”, se explicaba.

Además, para la mejor visualización del conjunto, estaba previsto un tramo de pasarela y un mirador elevados. En los recorridos se instalaría la cartelería necesaria para la didáctica del yacimiento. El proyecto también incluía la reordenación del acceso, la compactación del terreno próximo para el estacionamiento de vehículos y un nuevo vallado de protección del recinto.

/ Guillaume Horcajuelo, EFE

Los trabajos quedaron paralizados y la Villa romana de Bruñel quedó de nuevo abandonada y sin posibilidad de visitas, algo que ha sido objeto de crítica a lo largo de estos años por la oposición del PSOE. Este año 2025, tras más de siete sin apenas intervenciones, únicamente de vallado o limpieza de maleza se han reanudado los trabajos para "concluir unas modificaciones".

En los trabajos de 2018, se dio con un “gran” hallazgo en la villa romana y es que a pesar de que durante más de 48 años los restos encontrados datan del siglo II, se descubrieron restos de una villa anterior datada del siglo I.

Aunque los expertos ya sospechan que lo que hay a la vista de la villa romana de Bruñel es solo una mínima parte, pero no que fuesen a encontrar una ciudad más antigua. Los propios arqueólogos como Yolanda Jiménez no esperaban la sorpresa de que aparecieran los restos de una villa anterior “tanto en las fuentes literarias como demás excavaciones realizadas desde 1965 por Rafael de Nido no había constancia de esta fase del siglo I alto imperial”.

Los primeros trabajos fueron realizados por Rafael del Nido, A. Arribas, M. Riu, P. Palol, M. Sotomayor, y J. González Navarrete. En total ocho intervenciones sucedidas entre los años 1965 y 1971. En 1971 y en 1986 se llevaron a cabo labores de consolidación, restauración de mosaicos y estructuras arquitectónicas. Bruñel se concibió como una villa residencial frente a la Sierra de Quesada, aunque no debió estar desligada a la posesión y explotación de la tierra. Su construcción tuvo lugar en cuatro fases. La primera, en el siglo I como se descubrió en 2018. La segunda, la edificación originaria, en el siglo II, la segunda de las unidades arquitectónicas del siglo III y la tercera unidad (siglo IV), concebida como una gran explotación agropecuaria y villa urbana.

Quedan aún por excavar unos 10.000 metros

Bruñel quedó reducida a cenizas tras un incendio en el siglo V y se abandonó. No está excavada en su totalidad, tan solo unos 5.000 de unos 15.000 metros, lo cual dificulta el conocimiento completo de las funciones de sus dependencias. El yacimiento constituye un conjunto arqueológico formado por una necrópolis ibérica tardía (siglo IV a.C) y una fase romana que se extiende desde el siglo II al IV d. C. Ha contado con excavaciones sistemáticas a lo largo de ocho campañas arqueológicas y diversas fases de limpieza y consolidación de las estructuras. Tres son las fases que definen la villa, que corresponden a los siglos I, II, III y IV d. C.

La segunda, del siglo II, se sitúa en la zona más occidental del conjunto y está formada por un edificio cruciforme irregular al que se asocian unos contrafuertes, una cisterna y el arco de una estructura circular. Todos ellos representan muros muy consistentes construidos con opus caementicium y con huellas de encofrado. Aparecen estucos con decoración de grandes espejos bermellones, azul oscuro o verde, separados entre sí por bandas oscuras y columnas.

La tercera fase, datada en el siglo III, corresponde a una gran villa bien conservada y en la que destaca el atrium con impluvium y el peristilo en torno al cual se distribuye la mayor parte de las habitaciones. Los pavimentos son de opus signinum o con mosaicos, siendo las composiciones de estos últimos generalmente geométricas, a veces con bandas de esvásticas o trenzas de diferentes cabos, o combinaciones de estas con medallones que encierran figuras humanas.

Destacan los mosaicos de los dormitorios en el ala este del peristilo por su doble composición: geométrica con aves en las esquinas, que enmarca el lugar ocupado por el lecho, y geométrica combinada con la figurativa para ser contemplada desde el anterior. Una de estas composiciones es la que se encuentra en el Museo Provincial de Jaén, con la posible representación de la nereida Thetis. La mayor parte de las habitaciones conservaban restos de estucados con diferentes decoraciones.

La cuarta fase, del siglo IV, es una villa de menores pretensiones que la anterior, concebida para el desarrollo de las actividades agropecuarias. Viene marcada por dos grandes edificios: uno rectangular con ábsides en sus dos lados menores y un segundo centrado por un gran patio al que se abren diferentes habitaciones y que conecta por medio de dos pasillos con el peristilo de la casa. La construcción de los ábsides orientales del conjunto afectó a una necrópolis ibérica tardía. También pueden datarse en esta época las estructuras que aparecieron al noreste de la villa. Además, junto a la puerta de entrada, en el sector meridional, se documentaron dos tumbas de incineración.

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