Día de las patatas fritas en Jaén: las tres variedades únicas que solo probarás aquí

En Jaén, las patatas fritas no son un simple acompañamiento con cualquier tipo de ingrediente: son todo un icono gastronómico, un recuerdo de infancia y un bocado que despierta pasiones, especialmente gracias al uso de aceite de oliva virgen extra de la tierra.

Con motivo del Día de las Patatas Fritas, te contamos cuáles son los tres platos que no pueden faltar en tus próximas escapadas a los locales de la ciudad. Desde las tascas de barrio con medio siglo de historia hasta las empresas míticas y un nuevo concepto belga con toppings y salsas para todos los gustos son algunas de las propuestas.

Trío de patatas fritas que debes probar sí o sí en Jaén

1. Patatones del Hortelano o de El Abuelo: la tradición en gajos con alioli

En el barrio de San Ildefonso, lejos de las terrazas más turísticas del entorno de la Catedral, hay un par de tascas que han elevado las patatas fritas a un nivel casi devocional: Taberna El Hortelano y Taberna El Abuelo.

Ambas sirven un plato que en Jaén es casi un rito: patatas cortadas en gajos alargados, fritas lo justo en el mejor aceite de oliva virgen extra de la tierra. El resultado: tiras grandes, jugosas y sabrosas, a medio camino entre la patata cocida y la frita, siempre acompañadas de un alioli cremoso que les da el toque final perfecto. Si no ha caído como tapa, siempre puedes pedirlas como ración… ¡A más toca!

2. Las patatas fritas “de toda la vida” hechas en Jaén: Santo Reino, Oya y Paqui

Jaén no solo presume de bares donde las patatas son protagonistas: también es tierra de empresas que han convertido la fritura con aceite de oliva en un sello de identidad.

Patatas Fritas Santo Reino: del cono callejero a la expansión internacional

La historia de Santo Reino comienza en 1965, cuando Francisco Gutiérrez y su mujer vendían churros y patatas en una churrería a la sombra de la Catedral. Poco después, Paco empezó a recorrer las calles los domingos con conos de patatas recién hechas.

Hoy, Santo Reino produce más de 500 toneladas anuales, distribuye en más de 1.000 puntos de venta y ofrece más de 100 sabores y referencias de snacks. Su gran secreto sigue intacto: freír siempre en aceite de oliva, lo que les da un sabor inconfundible. Además, han iniciado una expansión internacional con la misma receta que enamoró a generaciones de jiennenses.

Patatas Fritas Oya: 75 años de sabor desde La Magdalena

Fundada en 1945, Oya nació en el barrio de La Magdalena. La tercera generación sigue elaborando las patatas con la receta original de Manuel Oya, con las mejores patatas con aceite de oliva. En los años 70 trasladaron la fábrica al Polígono Industrial de Los Olivares, donde han adaptado la producción a nuevos formatos sin perder el sabor tradicional. Su eslogan, “Un saber hacer de muchos años”, define perfectamente la filosofía de la marca.

3. Croustó: el nuevo templo de las patatas belgas con toppings y salsas

En el barrio de El Bulevar, un nuevo local ha traído a Jaén las patatas fritas al estilo belga, gruesas, crujientes por fuera y tiernas por dentro. Se llama Croustó y está en Paseo de España 10.

Aquí, el concepto es claro: patatas como plato principal, no como acompañamiento. Se sirven en conos o bandejas, con una carta amplia de toppings y salsas para personalizar cada pedido.

Puedes añadir desde kebab o salchicha ahumada hasta bacon crujiente, torreznos de Soria, jamón serrano, huevo campero, pimientos del padrón, carne mechada, jamón asado, cebolla caramelizada, roquefort o mezcla de dos quesos.

El local también ofrece fritos de queso: tequeños, aros de queso y cheddar bits, con opciones de combos que incluyen bebida. Ideal para compartir en grupo y acompañar con cerveza artesanal o refrescos.

Sea cual sea tu estilo, en Jaén hay una patata frita para ti. Y lo mejor es que, aunque el Día de las Patatas Fritas se celebre una vez al año, aquí puedes disfrutar de estas tres versiones en cualquier ocasión y casi en cualquiera de los barrios de la capital. ¡Buen provecho!