San Juan en Jaén: tres leyendas de este histórico barrio que te pondrán los pelos de punta
Descubre las historias más inquietantes del barrio de San Juan en Jaén, donde la noche de San Juan cobra un aire más mágico (y escalofriante) que nunca
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La noche de San Juan, una de las más mágicas y enigmáticas del año, adquiere un significado especial en la ciudad de Jaén. Entre hogueras, deseos al fuego y tradiciones antiquísimas, surgen también viejas historias que ponen los vellos de punta. Y es que, si hay un lugar donde el misterio parece haberse instalado definitivamente, ese es el histórico barrio de San Juan.
Situado en el corazón del casco antiguo de Jaén, este barrio ha vivido numerosas transformaciones urbanas y, sobre todo, leyendas que aún resuenan entre sus calles empedradas. En esta fecha tan señalada, te contamos tres relatos sorprendentes que te harán ver Jaén con otros ojos.
Leyenda del tesoro maldito: un secreto oculto en la Judería de Jaén
En pleno Conjunto Histórico de Jaén, la antigua Judería guarda más que restos patrimoniales. Sus estrechas calles como la del Rostro, el Callejón del Gato o la Plaza de los Huérfanos cuentan con un secreto que ha sido transmitido durante generaciones: la leyenda del tesoro maldito.
Cuenta la historia que en una de las casas entre la Plaza de los Huérfanos y su calle homónima se hospedaron unos ganaderos de paso, quienes solicitaron cobijo por una noche. Lo que parecía una estancia inofensiva, pronto se tornó en algo mucho más inquietante. La hija de los anfitriones, al escuchar voces extrañas, se acercó al sótano, donde observó un ritual inquietante: los pastores rodeaban una vela mientras murmuraban palabras en una lengua desconocida. La sorpresa llegó cuando una pared se abrió como por arte de magia, dando paso a una cueva repleta de oro y joyas.
La joven, fascinada, memorizó las palabras y, al día siguiente, repitió el ritual con su madre. La entrada volvió a abrirse, pero justo cuando la muchacha se disponía a salir con parte del tesoro, la vela se apagó y el muro se cerró con ella dentro. Desde entonces, se dice que su espíritu vaga entre las piedras, guardando un tesoro que nadie ha podido reclamar sin pagar un precio.
La historia se asemeja a relatos como el de ‘Alí Babá y los cuarenta ladrones’, con un giro dramático que recuerda que la avaricia puede traer consecuencias trágicas. Ya fueran magos, antiguos judíos expulsados o guardianes de secretos sagrados, lo cierto es que esta leyenda refuerza el aura esotérica que envuelve a la Judería de Jaén.
Leyenda del Lagarto de la Malena: el monstruo que aterrorizó Jaén
Entre las leyendas más populares de Jaén destaca una que mezcla lo mitológico con lo folclórico: la del Lagarto de la Malena. Su origen se remonta al siglo XVII, cuando se decía que una criatura gigantesca, parecida a un lagarto o sierpe, rondaba la zona de la Magdalena, aterrorizando a los vecinos. Este monstruo atacaba a los más indefensos, devoraba animales y acechaba en las sombras, especialmente junto al raudal de la fuente de La Magdalena.
Ante el pánico colectivo, un valiente (ya fuera un reo a punto de ser ejecutado, un pastor o un caballero sin miedo, según varias versiones con las que cuenta la leyenda) propuso un ingenioso plan: atraer a la bestia con panes calientes rellenos de explosivos. El recorrido de la trampa se extendía hasta San Ildefonso, donde finalmente, el animal sucumbió a la artimaña. El estruendo de la explosión que acabó con él retumbó por toda la ciudad, y Jaén pudo por fin respirar tranquila.
En conmemoración de esta hazaña, aún hoy se puede seguir la ruta del lagarto a través de placas de bronce en el suelo, y visitar el monumento erigido en su honor. La famosa expresión jiennense “vas a reventar como el Lagarto de la Malena” tiene aquí su origen, y no es para menos: el monstruo murió, literalmente, de gula. Un relato tan divertido como macabro que convierte al barrio de La Magdalena en una parada obligatoria para quienes disfrutan de las historias oscuras con un toque de humor.
Leyenda del Padre Canillas: el fantasma del Arco de San Lorenzo
De todas las leyendas del barrio de San Juan, la del Padre Canillas es, sin duda, la más aterradora. Transcurre en una noche fría de invierno, cuando un joven, tras despedirse de su amada en un portal, fue abordado por un clérigo que necesitaba ayuda para oficiar misa. Aparentemente inofensivo, el sacerdote vestía sotana negra y sombrero de ala ancha. Invitó al muchacho a la cercana iglesia de San Lorenzo, donde lo condujo a la sacristía.
Fue allí, mientras ayudaba al clérigo a descalzarse, cuando descubrió el detalle más estremecedor: sus piernas eran solo huesos. Preso del terror, el joven huyó sin mirar atrás. Corrió hasta la Plaza de la Merced, donde intentó calmarse en una fuente, pero al contar lo ocurrido a otro clérigo que pasaba por allí, este le replicó levantando su sotana: “¡Como éstas!”, mostrando también sus piernas esqueléticas.
Desde entonces, se dice que el eco del Padre Canillas aún se escucha entre el Arco de San Lorenzo y la Plaza de la Merced. Las noches de invierno están marcadas por pasos ligeros y una atmósfera de inquietud. Y aunque el Arco es hoy un importante monumento histórico, el único vestigio de la antigua iglesia del siglo XIII, pocos se atreven a visitarlo de noche.
Porque hay leyendas que no mueren, como estas tres historias relacionadas con el barrio de San Juan y sus cercanías, esta Noche de San Juan en Jaén ya tienes otro tema de conversación a la luz de la lumbre.
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