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La ciudad de Jaén refuerza su posición como referente del arte contemporáneo con la exposición ‘Paisajes de Jaén’, una muestra que recoge los resultados de las residencias artísticas del programa Jaén Edita. Hasta el 31 de octubre, la Academia de Arte Carrillo (en la Calle Martínez Molina, 13) acoge las obras de un grupo de artistas que han plasmado el territorio jiennense desde una perspectiva crítica, simbólica y profundamente contemporánea.
Este proyecto, impulsado por la Universidad de Jaén (UJA), la Fundación Unicaja Jaén, el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) y el Centro de Investigación Arte y Entorno (CIAE-UPV), consolida un ecosistema cultural pionero en el que la creación, la formación y la investigación confluyen para redefinir la identidad visual de la provincia.
Lejos de la imagen tópica y típica del mar de olivos, ‘Paisajes de Jaén’ propone un discurso visual que se adentra en las capas más profundas del territorio. El paisaje se entiende no como un simple motivo pictórico, sino como una construcción cultural compleja y dinámica, fruto de la interacción entre historia, sociedad y naturaleza.
Bajo la coordinación del artista y editor Antonio Damián, los participantes de esta residencia han desarrollado una mirada que rompe con la postal turística y propone nuevas formas de interpretar Jaén. El resultado es una exposición que suma innovación técnica y coherencia conceptual, en la que conviven procesos tradicionales de grabado con herramientas digitales como el fotopolímero o el láser.
El programa ha contado con seis creadores con perfiles y procedencias diversas, seleccionados por su capacidad para dialogar entre tradición y contemporaneidad.
A su lado, un prestigioso equipo de tutores ha guiado el proceso creativo: Octavio Irving Hernández, Christian M. Walter, Jim Lorena, Francisco Carrillo, Pedro Hurtado y Jordi Claramonte, entre otros.
La residencia se concibió como un auténtico laboratorio de gráfica contemporánea, un espacio donde la experimentación técnica se pone al servicio de un pensamiento crítico. En este entorno, los artistas han desarrollado lo que el proyecto denomina “destrezas mediadas”: habilidades que integran lo manual, lo conceptual, lo digital y lo colaborativo.
El principio de tecnogénesis, o lo que es igual, la coevolución entre ser humano y tecnología, define el espíritu del programa. Así, el uso de herramientas digitales no sustituye a la artesanía, sino que la amplifica, generando nuevas posibilidades de expresión.
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