La culpa es de las constructoras...

26 de junio 2025 - 07:37

Hay que abrir el melón de una vez por todas. Porque de esto poco se habla… Las constructoras. Esas empresas todopoderosas que se pasean por los ministerios con maletines, dando jugosas dádivas a los políticos a cambio de hacerse con licitaciones de obras públicas. Es vergonzosa esa actitud. Ir por ahí provocando.

Que estamos nosotros ahí, con nuestra agenda progresista dando bienestar social a tutiplén a la clase trabajadora y son sus prácticas malhechoras las que acaban ensuciando el Gobierno de la gente. Nadie habla de ello. Maldito capitalismo salvaje, capaz de corromper hasta las más puras de las almas.

Porque tiene que quedar claro. La izquierda no puede robar. Eso es cosa de fachas. Y cuando lo hacemos, es que no nos queda más remedio. Nos obliga esa agenda neoliberal que se extiende por el planeta como una mancha. Nosotros que vinimos a regenerar la política y no nos dimos cuenta de que en realidad, el cáncer estaba en esas empresas malvadas.

Vosotros no lo entendéis. Porque nuestra superioridad moral es muy complicada. Son ellas, las malditas empresas, el IBEX criminal el que va provocando con la tentación del maletín entregado en el 'puticlú', a los buenos socialistas. Son ladinos. Un monstruo con mil caras. Mil formas de tentación distintas. Saben encontrar tu punto débil, ya sea un sobre con billetes, un máster para tu mujer a cambio de un rescate, un coche de lujo a nombre de un pariente o un chalé en la playa.

¡Son tantas las formas que el capitalismo salvaje tiene para tentarnos! A veces no nos queda más remedio que protegernos y adjudicarnos las obras a nuestras propias empresas. Al lado oscuro de la fuerza se le combate con sus propias armas. Al menos si nos llevamos nosotros el beneficio, será marcando agenda social. Que no es lo mismo quedarte con la propina que robar como si no hubiera un mañana.

Son ellas. Las empresas constructoras. Sociedades malvadas. Con sus prácticas agresivas. Con sus técnicas despiadadas. Son un oscuro poder en la sombra. Capaz de corromper a unos pocos garbanzos negros con sus cartas marcadas. A veces, solo a veces, alguno de los nuestros más débiles cae en la tentación de coger el sobre con billetes por debajo de la barra. Sucede solo a veces, pero la culpa no es de ellos. La culpa es de las constructoras, que las visten como unas guarras.

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