Encuentros en la tercera fase

Anda Moreno Bonilla subido en la fresca ola demoscópica que le susurra al oído que la tierra prometida se divisa en el horizonte. La tropa acude presta a mostrarle unas estadísticas inmaculadas; unas cifras de inversión macanudas y todas cuadran, incluso, para Jaén. Da igual el epígrafe, no se ha visto esfuerzo mayor a este lado del sol. Puede seguir subido a la ola. Una ronda de rebujito para todos, aunque aquí, en la otra Andalucía, el brebaje no acabe de triunfar.

La realidad, no obstante, se alía con el algodón y al final del paisaje que nos pintan acaban apareciendo lamparones. Sí, la sanidad es uno de ellos. No se ponga malo en estos servicios escasos de julio y, mucho menos, en agosto. No vaya a comprobar en sus propias carnes que lo que está cogido por alfileres durante el resto del año, ahora luce con todas las vergüenzas al aire. Operaciones pospuestas "sine die" y plantas que se cierran en economía de guerra. La carcoma de la sanidad pública es real y el presidente ya ofrece la cabeza de la “nueva” consejera de turno al segundo envite.

Pero qué empeño en poner el foco en lo que va mal. Las encuestas te hacen ojitos y no hace falta un Tezanos andaluz moviendo el puchero para constatar que la receta Montero, sobre el papel, le pudo parecer una buena idea al líder, pero luego llega un golpe de poniente y te vuelca el chamizo electoral a las primeras de cambio. Es lo que tiene cuando las decisiones se toman desde Madrid, desdeñando que existe un Partido Socialista Obrero Español de Andalucía. Alardes de un mesianismo que saldrá indemne cuando la nave toque fondo, cosas de ser infalible. Mientras, voto de silencio, aunque se atisben las vías de agua.

El saber de cualquier político que se preciara de serlo sería su capacidad de constatar la distancia con su suelo, sea este electoral, moral o ideológico. Pero si te rodeas de una camarilla dependiente de tu poder, cualquier día puedes avergonzarte de que en plena sesión parlamentaria te canten, es un decir, “bomba, un movimiento sensual; un movimiento muy sexy...”. Estamos a un palmo de eso.

La semana se cerró con un encuentro en la tercera fase, de calado, el presidente de la Diputación de Jaén, Francisco Reyes, peregrinó a San Telmo y enumeró ante el presidente de la Junta, Moreno Bonilla, la lista de “agravios” de la provincia en materia inversora. Tramos de autovía parados, otros ni presupuestados, servicios públicos en el alambre y una falta de proyectos en comparación con otras provincias andaluzas que daña la vista. Las comparaciones con el desarrollo del tranvía en la vecina Granada, por ejemplo, son odiosas. El presidente de la Junta tomaría nota mental, pero enterró la argumentación con una lluvia de millones “invertidos” en la provincia, en concreto, 2.500 millones desde 2019. Si se dan por buenos, cabría la pregunta capciosa de cuántos se invirtieron en el resto y cuánto necesita Jaén de la Junta y el Estado para situarnos a competir en la misma liga.

Así las cosas, en esa realidad paralela que, en ocasiones, es la política, en el argumentario de batalla a la Ciudad Sanitaria o la de la Justicia les faltan detallitos... Los partidos siempre testando si hay vida inteligente entre lo que va quedando de votantes: Re-Mi-Do-Do-Sol.