Extremaydura y el 'chistoso' Feijóo

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, durante un acto electoral esta semana en la localidad cacereña de Navalmoral de la Mata.
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, durante un acto electoral esta semana en la localidad cacereña de Navalmoral de la Mata. / EFE/ Eduardo Palomo

21 de diciembre 2025 - 11:59

Está la tradición de tocar la zambomba por estas fechas, aunque seamos arrítmicos y no tengamos dotes para la música popular. Y otra, que acabará convirtiéndose en rutina: que Feijóo meta la pata hasta las trancas para rematar una campaña electoral. Quizá por este motivo se limita su presencia en mítines, como si de una reliquia se tratara y se deteriorara con el manoseo de la realidad.  

Tiene el candidato popular una pulsión interna hacia la autodestrucción cuando se acerca el clímax electoral, el punto g de la intención de voto. Una atracción fatal por la muerte (en este caso del liderazgo) que diría Freud, que todo lo sabe. En el fondo, esa ‘thanatos’ le llevaría a querer retornar a un pasado gallego, vida tranquila, albariños y disfrutar de meterse en charcos conocidos. Es decir, que, en su foro interno, necesita regresar a ese estado primigenio, en 'su miña tierra galega’, alejado de las discusiones de palacio y, sobre todo, de los abrazos que asfixian en su popular partido.  

Intentó ser jocoso y el tiro le salió por la culata andaluza. A cuenta de los kilómetros de costa, tema de candente actualidad, Tezanos prepara una encuesta rápida... pensó que era buena idea acuñar: “Los andaluces no saben contar”. No fue un sesudo análisis sobre la economía verde extremeña, le bastó esta ‘boutade’ para ser carne de meme y crítica política. 

Un Sánchez, de nombre Manu, profesional del humor, le brindó una respuesta académica a la par que irónica: “Según datos del Dominio Público Marítimo-Terrestre, Andalucía cuenta con 2.113,3 kilómetros de costa, frente a los 1.884,8 kilómetros de Galicia. A priori, 2.113,3 parecen más que 1.884,8, confirmad, por favor, los no andaluces”. 

Y de vuelta al escenario extremeño, el PP busca una mayoría absoluta que les haga desprenderse de incómodos compañeros de viaje y, sin embargo, la foto electoral puede ser similar al actual reparto de votos. Más allá del descalabro del PSOE, que se da por descontado, para este viaje no se necesitaban alforjas. La campaña electoral de una candidata del PP sin voz y un socialista achicharrado es un despropósito paradigmático de unas direcciones de partido totalmente desnortadas. Mientras, VOX espera a que la fruta caiga del árbol, sin esfuerzo alguno.  

El aquelarre de Valencia y sus anteriores elecciones, con pacto rápido con la ultraderecha, dejaron noqueados a los populares y dieron munición de la buena a un Pedro Sánchez, ya por entonces, boquerón de oxígeno.  

Así que seguiremos atrapados en un filosófico y político eterno retorno. Un Sánchez hierático, cogido con alfileres, en un bostezo sostenido y un líder de la oposición que preferiría estar en cualquier otra parte. Y, mañana, Extremadura, dejará de estar en el foco y todo quedará, otra vez, en papel mojado.

“Tenemos el agua al cuello con tanto puto pantano 

Las bellotas radiactivas, nos quedamos sin marranos 

Tierra de conquistadores no nos quedan más cojones 

Si no puedes irte lejos te quedarás sin pellejo 

Tierra de conquistadores no nos quedan más cojones 

Bebe zumo de bellota ¡idiota!” 

Extremoduro

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