Fiasco general del Estado

22 de noviembre 2025 - 03:08

El Gobierno ha lanzado una campaña para celebrar 50 años de democracia; coincidiendo con el simulacro de tsunami que hemos hecho en Cádiz por si acaso. Viendo la campaña, creo que realmente hasta aquí han llegado las aguas. Es verdad que con el título de esta columna quizá ustedes han pensado en otros escándalos o condenas por corrupción o por lo que sea, pero yo estoy completamente abducido por el anuncio. Por su mala idea y por su idea mala.

Que tiene mala idea es evidente. Estoy seguro de que un izquierdista honesto e inteligente me lo reconocería. Está plagado de indirectas. Defienden 
–desde el Estado– hasta la inmigración ilegal. Para celebrar la democracia se presume de que, gracias a ella, se puede abortar. Hasta hace nada hasta los acérrimos defensores del aborto decían que era una desgracia, despenalizable tal vez, pero fracaso y desgracia y drama y todo lo que decían. Yo soy un tipo bastante demócrata (como Chesterton o Burke o Tocqueville), pero si me dan a elegir, por mor del sufragio, entre la matanza de nasciturus y otra cosa, francamente… El anuncio o la campaña es una constante provocación a gente como yo. Muy medida, no digo que sean tontos, sino malos. Para que quede claro que no cabemos en la idea de la democracia ni en ninguna celebración de ellos. Para que, si nos pillan enfadados, puedan hacer su discurso del odio que tenemos y del “No pasarán”. A mí, esta campaña, si la hubiese pagado el PSOE, me hubiese parecido legítima y hasta atinada. Pero que con mis impuestos y desde las instituciones se juegue a la política del dedito en el ojo (en mi ojo) resulta molesto. Y eso que no me escandalizo demasiado. Ya ven, que ni de los fiascos generales ni de la corrupción ni de la imputada familia de Sánchez, digo nada.

Además es una idea mala. Si la democracia que trajo todo esto cumple cincuenta años es que nació con la muerte de Franco, en plenas cortes franquistas y con el Movimiento instalado en el Poder. La democracia es la muerte, en este caso no de los abortos, aunque por lo visto también, sino de Franco en su cama. Obsérvese el desplazamiento. Ya no se celebra la Constitución del 78, con su negociación, su reputadísimo abrazo y los padres de la ídem. Qué va. Eso, tras lo que han hecho con la Constitución, podría darles vergüenza, y les honraría.

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