Guadalquivir: el río de los narcos

18 de noviembre 2025 - 03:07

El narcotráfico no es solo un problema de salud pública o de delincuencia organizada. Con el tiempo termina convirtiéndose en un factor de desestabilización social que hace que el Estado pierda el control del territorio y de las personas. Como en todo, hay grados y se puede llegar a casos como el de la Colombia de los tiempos de Pablo Escobar, la Panamá del general Manuel Antonio Noriega o el México actual, donde hay zonas del país en las que las mafias son la única ley. O, por no irnos tan tejos, se puede recordar lo que fue la Galicia de los Charlines en los ochenta y los noventa del siglo pasado o comprobar las consecuencias de la instalación de bandas nórdicas y de los Países Bajos en la Costa del Sol durante los últimos años.

El fenómeno nos toca cada vez más cerca. Por razones diversas, entre ellas el reparto de territorio entre bandas o la puntual presión policial en algunos puntos, las mafias dedicadas al tráfico de hachís y cocaína están utilizando masivamente el Guadalquivir como vía de entrada de la droga y han instalado centros de almacenamiento a lo largo de su cauce. Los incidentes ocurridos hace unos días en Isla Mayor, en los que varios policías resultaron heridos, uno de ellos muy grave, son solo la punta de un iceberg que revela que la situación está fuera de control.

No son ya casos aislados. La cantidad enorme de los alijos que han podido decomisar las Fuerzas de Seguridad, la violencia con la que se han empleado los narcos o la calidad del armamento de guerra y las embarcaciones que emplean dan idea de que el cauce del Guadalquivir ha adquirido una importancia estratégica para las mafias de la droga y que han conquistado posiciones a las que no están dispuestos a renunciar.

Frente a ellos, la Policía y la Guardia Civil cuentan con una escasez de efectivos y con una precariedad de medios que los coloca en una inconcebible inferioridad de condiciones. Sucesos como el de Isla Mayor o la muerte de dos guardias civiles en el puerto de Barbate en 2024 abonan la tesis de que ha habido un desplazamiento de la acción de estas bandas hacia las costas de Cádiz y la provincia de Sevilla.

Los hechos, además, demuestran que el Ministerio del Interior no se está tomando esta situación con la atención que requiere. Los medios humanos y materiales de las Fuerzas de Seguridad siguen siendo claramente insuficientes para responder al reto que hay planteado. Las planeadoras surcan el río y se abastecen de combustible en un ambiente muy parecido a la impunidad y, salvo casos puntuales, son escasas las operaciones en las que se logra desarticular organizaciones mafiosas.

El narcotráfico tiende a crecer de forma exponencial si no se corta de raíz. En muchos pueblos de la ribera del río se empiezan a ver los síntomas del control que ejercen los narcos y el dinero fácil con el que se ganan voluntades. Si el Ministerio del Interior no se toma en serio este problema y no lo afronta ya, la situación puede volverse indeseable y peligrosísima. Hay demasiados precedentes como para no alarmarse.

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