La guerra abierta por García Montero

17 de octubre 2025 - 03:09

El poeta y catedrático de Literatura Luis García Montero ha provocado una agria polémica que obliga a poner el foco en una izquierda que parece que busca protagonismo abriendo debates sin sentido. García Montero, director del Instituto Cervantes, ha enturbiado el clima que merecía el Congreso Internacional de la Lengua Española, que celebraba esta edición en Arequipa para rendir homenaje a Vargas Llosa. Antes de viajar a Perú encendió el fuego con unas declaraciones vejatorias para Santiago Muñoz Machado, director de la RAE.

Montero explicó que se sentía mejor con filólogos al frente de la Academia, que cuando está en dirigida por un catedrático de Derecho Administrativo “experto en llevar negocios desde su despacho para empresas multimillonarias”. Debió olvidar Montero que Muñoz Machado, además de prestigioso jurista, es premio nacional de Literatura, también de Ensayo, miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas, e historiador con obra importante que le ha hecho merecedor del Premio Nacional de Historia. Por no mencionar un dato relevante: García Montero, como sus antecesores en el Cervantes, fue nombrado por el Gobierno, mientras que el director de la RAE lo fue por sus compañeros académicos.

Independientemente del mal gesto de García Montero, el hecho de tratar de desacreditar a Muñoz Machado a escasos días del inicio de un Congreso que es un foro importante para la lengua común a los asistentes, reabre el debate que suelen fomentar los nacionalismos exacerbados e independentistas, que con la excusa de la defensa de sus lenguas autóctonas, defensa obligada, en España cuentan con la colaboración de los gobiernos de izquierda para discriminar la lengua común, el castellano, en centros de enseñanza y en instituciones y organismos autonómicos.

La polémica es una torpeza incomprensible. Tanto, que da la razón a quienes acusan a García Montero de incomprensible porque sueña con alcanzar la dirección de la RAE nombrado por el Gobierno actual. Es consciente de que nunca habría dirigido el Cervantes si no fuera un hombre vinculado a la izquierda y viudo de la gran escritora Almudena Grandes, con la que compartía ideología. El sentido común, una vez más, lo ha puesto el Rey. En su intervención en Arequipa, además de su defensa de la lengua española, dijo que el Congreso representa “una conversación en torno a lo que une, no a lo que separa”.

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