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El presidente Juanma Moreno sabe cosas que el resto de los simples electores no barruntamos. Maneja, por ejemplo, cifras y letras que convenientemente barajadas nos situarán en un periodo electoral, con toda la mala vibra que eso supone. Tiene su punto esotérico que a través de esta cábala se nos revelen verdades ocultas del ecosistema político y social andaluz. Es datarse la fecha y la caja de Pandora se abre para mostrarnos titulares a medias, proyectos faraónicos con nuevas dotaciones presupuestarias y que el tío la vara logre separar las aguas del Mar Rojo en asuntos que estaban en aguas muertas.
Quizá imbuido de su último viaje a Japón (que está cantado que está lejos) vino con su predicción hecha, es imposible no caer tentado en la milenaria tradición del Omikuji del país nipón. En cada templo y santuario tienes mil y una maneras de conocer tu predicción sobre asuntos variopintos (salud, relaciones amorosas, negocios, educación y, también, la posibilidad de mudanza). Aquí la clave sería saber si el “emperador” andaluz (la oposición lo acusó de viajar con séquito) conserva el papelito o tuvo que doblarlo y atarlo a un pino situado en el templo. Cuestión no menor. En el segundo caso, la predicción era chunga y así la mala suerte queda atada al árbol y aquí paz y después gloria. Digamos que la tradición te da una bola extra, siempre que vuelvas al año siguiente para seguir probando fortuna, “insert coin”. Toda religión tiene mil formas (muchas de pago) para ganarte tu chabolica en el paraíso.
Pero si conserva el papelito, que tiemble Montero ‘desencadenada’ y la tropa de VOX, porque Moreno Bonilla seguiría, bajo palio, levitando dos palmitos por el suelo electoral andaluz. Los designios le serán propicios y lo veremos más alto, locuaz y más moderado si cabe.
Llegados a este punto, quizá el avezado lector se pregunte dónde desemboca este artículo dominguero y si nos hemos pasado con la ingesta del té matcha japonés (bebida que dicen tiene mil beneficios del carajo para la salud y sólo así se entiende que la beban como el agua). Aquí, en la reserva, descatalogados como estamos, hacemos una férrea defensa de la manzanilla con anís.
Siendo Jaén provincia de ultramar para esta Junta y otras tantas que la precedieron, no cabe ilusionarse con espejismos electorales de última hora en forma de autovías o megaproyectos 'ad hoc'. Son cicateros hasta con las metáforas, en un lejano pasado de gestión socialista, Jaén sería la Toscana española o Jaén “zona de actuación prioritaria” que acuñó el hoy autónomo pluriempleado Zapatero.
Así las cosas, nos entretenemos con las cabañuelas políticas sobre cuándo echará a andar el tranvía y damos por hecho que será en función del interés electoral. Es el colofón lógico a un despropósito millonario que nos retrata en conjunto como sociedad.
Mientras aquí estábamos de pruebas comerciales para testar las debilidades tranviarias, en la vecina Granada andan ya con la computación cuántica. Y cabe preguntarle al presidente, aunque sea por TikTok: "Bro, “¿Nuestro 'retarder' está motivado por causas endógenas o exógenas?”
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