Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Planned Parenthood es la principal organización abortista del mundo. Aunque estadounidense, sus tentáculos se extienden por numerosos países africanos e hispanos gracias, en buena medida, a los cuantiosos fondos con los que los gobiernos norteamericanos han estado financiándola durante décadas. En el ejercicio 2023-2024 esas subvenciones alcanzaron casi 800 millones de dólares, al tiempo que, solo en los Estados Unidos, la corporación se hacía responsable de 402.230 abortos, según sus propios cómputos. Cinco de ellos, recordémoslo, fueron ejecutados a las puertas de la convención demócrata como homenaje a lo que allí se celebraba con la ruidosa aprobación de los asistentes. Ni a los sacerdotes mexicas se les hubiera ocurrido semejante monstruosidad.
Pues bien, la gran noticia del año para el movimiento provida americano, con proyección hacia todo el mundo, ha sido la aprobación en la Cámara de Representantes, el pasado 4 de julio, de la ley HR 1 que permite la retirada de todos los fondos federales a Planned Parenthood, lo que supone un duro, durísimo golpe para esta organización criminal, pues con ello se evapora el 40% de su financiación. La líder provida Lila Rose ha celebrado esta gran victoria recordando que ello significará, directamente, la salvación de miles de vidas de niños que no serán abortados.
Casi al mismo tiempo, el 5 de julio, se han cumplido cuarenta años de la primera ley del aborto en España, la de 1985. Desde entonces se han destruido más de tres millones de vidas, a un ritmo que, desde hace mucho, supera las cien mil al año. El un tanto exangüe y desmoralizado movimiento provida español tiene mucho que aprender de sus colegas norteamericanos. Ante todo, además de la capacidad de organización y de influencia política, algo que no se improvisa, la perseverancia bajo las condiciones más desesperanzadoras y el clima social más hostil. La ola abortista empezó en España mucho más tarde que los Estados Unidos y, como allí, ha dependido siempre del impulso recibido desde instancias políticas. También aquí remitirá cuando se acierte a articular, junto a las siempre necesarias medidas de apoyo a la maternidad y de acompañamiento a las víctimas, la respuesta política que haga recapacitar a los líderes de los partidos. Esa capacidad de combate es lo que aquí hemos perdido.
También te puede interesar
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Crónica personal
Pilar Cernuda
Salazar, otra pesadilla
¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
La nueva España flemática
La lluvia en Sevilla
Carmen Camacho
Nadie al volante