Plaza de los Botijos

Durante una declaración en sede judicial un sujeto al que se estaba interrogando iba construyendo su relato a salto de mata, intentando escapar con su testimonio de aquello sobre lo que se le acusaba.

Y centraba su relato de forma insistente en la Plaza de los Botijos. A cada pregunta de cada una de las partes intervinientes volvía a reiterar en la misma ubicación.

Nada tendría de especial si no fuera porque esa dirección no existe como tal en el callejero jiennense. Todas las cartas remitidas a la Plaza de los Botijos serían remitidas a una dirección inexistente.

Ignoraba el interrogado que aquel espacio tuviera otra denominación. Pero lo curioso es que su señoría también. Esto último porque la jueza no era de aquí y hubo de advertírselo al término que así es como popularmente se conoce a la Plaza de la Constitución, la que antaño fuera conocida como Plaza de las Palmeras y mucho más remotamente como Plaza del Mercado por ser – de facto- la Plaza Mayor de Jaén.

Las dos últimas décadas la hemos conocido con la obra del alfarero ubetense Paco Tito presidiendo el centro de aquel espacio junto a la fuente, con la inmensa tinaja que se hace presente y se divisa a lo lejos desde todos los caminos que llevan a ella.

La chavalería dio en llamarla Plaza de los Botijos cuando realmente los botijos allí brillan por su ausencia porque realmente ánforas es lo que hay.

Ahora se anuncia una nueva remodelación del lugar. Una obra que vendrá a transformar ese céntrico espacio. ¿Traerá consigo una nueva denominación popular? El tiempo y las ocurrencias de los jiennenses tienen la palabra.