Sevilla, inventos y prodigios

16 de julio 2025 - 03:09

Al parecer han creado lágrimas de azahar con efecto Mater Dolorosa. Dejan un bonito, doliente y perlado surco sobre las mejillas y son ideales para lucirlas en galas presentadas por Mario Niebla del Toro. También se venden ya ampollitas de gazpacho facial (Sevilla Rosso Cream). Se recomienda como tónico en caso crónico de palidez cerúlea. Los y las influencers locales hablan maravillas de esta pócima.

Dicen que se pondrán de moda este otoño fulares tejidos con hojas secas de todos los árboles a los que han dejado morir en Sevilla (San Jacinto vuelve ser la milla negra del arboricidio). De igual modo, entre el sueño conciliador y la sevillanía, también se comercializan gominolas con melatonina y sabor a genuina cerveza. Cada bote de gominolas te remite a tu santuario cervecero favorito (del Vizcaíno a Raimundo en San Benito). Además, una empresa top de Sevilla TechPark en la Cartuja ha demostrado que el hedor que dejan las cacas resecas y majadas de los coches de caballo en las calles activa los niveles de serotonina. Parece demostrado que aspirar dicho hedor influye paradójicamente en el estado de ánimo y aviva al sevillano medio: lo vuelve más disfrutón y le hace pedir más veladores y más bares. Otros estudios biogenéticos apuntan a que tomar helado de pringá entre familias no bien avenidas podría incidir en un menor riesgo de polarización ideológica. Según parece también (falta la confirmación en un próximo congreso mundial de otorrinolaringólogos en Fibes), escuchar marchas de Semana Santa todo el año activa el emprendimiento y la creatividad en equipo. De igual modo, estudios conductuales promovidos con IA por la US y la UPO hallan la causa del rancio dress code de muchos sevillanos en la falta de fuentes públicas. Y, por su parte, el master en la Loyola Cesare Lombroso en el siglo XXI evalúa si la turismofobia da pie a potenciales asesinos en serie.

Por último, han presentado el abanico Sombra y Brisa creado con naranjas amargas biodegradables e inspirado decorativamente en la azulejería almohade y mudéjar. De todos estos inventos propios del Profesor Bacterio, el único verdadero es este último. Los demás son probables patentes en curso en la ciudad del talento, como diría nuestro alcalde. ¿Fantasías? Para nada. La fantasía dejó de ser un disparate comparada con la realidad. Única ficción verdadera.

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