Ruta enológica por Jaén: Alcalá la Real, Andújar y Jamilena, el triángulo del buen vino
ENOTURISMO
Descubre la ruta del vino tinto en Jaén a través de tres pueblos con tradición y carácter: Alcalá la Real, Andújar y Jamilena. Bodegas familiares, vinos de autor y experiencias enoturísticas que conquistarán tu paladar
El vino de naranja único en su especie que se produce en un pueblo de Jaén: te lo beberás como agua
La provincia de Jaén no solo es conocida por su aceite de oliva virgen extra. En los últimos años, el vino ha vuelto a ocupar un lugar destacado gracias a pequeños productores que están recuperando variedades autóctonas, apostando por la calidad y ofreciendo experiencias enoturísticas originales. Si eres amante del vino tinto, hay tres pueblos que no puedes perderte en tu próxima escapada: Alcalá la Real, Andújar y Jamilena. Te contamos el porqué.
Alcalá la Real: vinos de altura con sello familiar
En el corazón de la Sierra Sur de Jaén, Alcalá la Real sorprende no solo por su imponente Fortaleza de la Mota, sino también por su creciente cultura vinícola. Aquí se encuentra Viñedos y Bodega Marcelino Serrano, una empresa familiar que lleva más de 25 años elaborando vinos de autor con Indicación Geográfica Protegida Sierra Sur de Jaén.
Viñedos entre historia y paisaje
Los viñedos de esta bodega se sitúan en el Paraje del Cascante, a dos kilómetros del núcleo urbano, integrándose de manera espectacular en el paisaje. A sus pies se extiende el Valle de la Fuente del Rey y, como vigía, la Torre del Cascante. Este entorno, unido al microclima y la altitud, ofrece las condiciones ideales para el cultivo de la vid.
Un legado que se reinventa
El proyecto comenzó como el sueño de Marcelino Serrano, quien, tras una vida dedicada a la viticultura, decidió recuperar la tradición vinícola de la zona. Hoy, junto a su hija Blanca María Serrano, enóloga y responsable técnica, producen vinos singulares con variedades como Cabernet Sauvignon, Tempranillo, Petit Verdot, e incluso uvas autóctonas como Jaén Negro y Torrontés, rescatadas del olvido.
Su filosofía es clara: vinos con historia, elaborados con fermentaciones lentas, uva recogida en su punto óptimo y un respeto absoluto por el medio ambiente, incluyendo el uso de energía solar y prácticas ecológicas.
Experiencia enoturística
La bodega ofrece visitas donde se puede recorrer el viñedo, conocer los procesos de producción y catar sus vinos, que se caracterizan por ser afrutados, con cuerpo y pensados para disfrutar, no solo para beber.
Andújar: tradición vitivinícola en Viñas de Peñallana
Al norte de la provincia, junto al Parque Natural de la Sierra de Andújar, se encuentra el Pago de Capellanías, en la carretera de la Alcaparrosa. Esta zona, conocida históricamente como Viñas de Peñallana, fue un importante centro de producción vinícola desde el siglo XVII, con cientos de hectáreas dedicadas al cultivo de la vid.
Viñas Tintas Capellanías: recuperación de una tradición milenaria
La bodega Viñas Tintas Capellanías (VITACA), liderada por el viticultor y enólogo José Luis Navarro Cruz, ha devuelto a la zona el esplendor perdido. Sus viñedos, situados a 600 metros de altitud en tierras arenosas, se benefician de la influencia del bosque mediterráneo, que aporta una complejidad aromática única a sus vinos.
Variedades y carácter del terreno
El terroir de Andújar da lugar a tintos con cuerpo y personalidad, elaborados con Tempranillo, Syrah, Petit Verdot, Merlot y cepas centenarias de Jaén Tinta, herencia de siglos pasados. Estos vinos se caracterizan por su estructura y notas afrutadas, con una marcada influencia del entorno natural.
Vinos que conquistan
Entre sus etiquetas destacan VITACA A de Amanecer (tinto joven), VITACA A de Alquimista (Petit Verdot) y VITACA Armonía (tinto envejecido en roble). Además, la bodega apuesta por el enoturismo, ofreciendo visitas guiadas y catas que permiten al visitante vivir una experiencia sensorial completa.
Jamilena: vinos con alma, arte y carácter
En la campiña jiennense, el pequeño municipio de Jamilena ha sorprendido al mundo del vino con la creación de la Bodega Cefrián, una joven y artesanal propuesta liderada por la familia Jiménez y el enólogo Manuel Jiménez Armentero.
Un pueblo volcado con su bodega
Lo que hace especial a este proyecto no es solo la calidad de sus vinos, sino el apoyo incondicional de todo el pueblo. Los habitantes de Jamilena, conocidos como ‘Mala Ostia’, se han convertido en los mejores embajadores, ayudando a distribuir y promocionar el producto, hasta el punto de que las botellas se agotan rápidamente.
Vinos que cuentan historias
La bodega elabora vinos con nombres cargados de significado:
- Mala Ostia Tinto 2020 – 90% Syrah y 10% Merlot, con notas de frutos rojos y florales, cuerpo medio-alto y final sedoso.
- Blasa Chardonnay 2020 – varietal fresco, tropical y persistente, homenaje a la abuela de la familia.
- Marchante Rosado 2020 – mezcla de Syrah, Tempranillo y Garnacha, ácido, fresco y perfecto para los días calurosos.
Cada vino se acompaña de poesía y música en sus catas, una forma artística de conectar con el consumidor.
Una ruta para los sentidos
Visitar Alcalá la Real, Andújar y Jamilena es adentrarse en tres formas diferentes de entender el vino, todas ellas marcadas por la pasión, el respeto a la tradición y la apuesta por la innovación. Sus bodegas familiares son el mejor ejemplo de cómo Jaén está recuperando su identidad vitivinícola y ofreciendo productos de gran calidad. Si te apasiona el vino, Jaén te espera con una copa en la mano y una historia que contar en cada sorbo.
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