Begoña irá a prisión

26 de septiembre 2025 - 08:00

El pasado miércoles, entre autohomenaje pagado por todos los españoles de Bill Gates a Pedro Sánchez y sanciones 'fake' a Israel a cuenta de la Guerra de Palestina, saltaba la noticia. El juez Peinado enviaba a juicio ante jurado popular a doña Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno por un delito de malversación de caudales públicos. La noticia, que en cualquier país civilizado hubiera hecho caer al Gobierno, lejos de provocar la dimisión del Ejecutivo y/o la disolución de las Cortes, ha provocado la enésima huida hacia delante de Pedro el escapista, escoltado por una desafinada banda compuesta por políticos, periodistas y opinadores afines al régimen que no hacían, sino acusar al Poder Judicial de nada menos que dar un golpe de Estado.

Particularmente, me llamó la atención la opinión del pseudo-periodista Ignacio Escolar, solista estrella de la banda, que no tardó en afirmar que la maniobra de Peinado de enviar a juicio, por primera vez en nuestra democracia, a un cónyuge de nuestro presidente era porque en Madrid, el 55% de los adultos eran votantes de PP y VOX y que así, el juez quería asegurarse una condena para derribar al Gobierno, acusando al juez de prevaricador y de querer orquestar un golpe de Estado. Obviando decir que el hecho de que Begoña Gómez tenga que ser juzgado por un jurado popular, es algo que viene establecido en la Ley. Una Ley “boomerang” promovida en su día por el PSOE buscando una condena ejemplar para los casos de corrupción del PP que hoy se les vuelve en contra.

Y es llamativa esta acusación vertida desde uno de los medios del Gobierno. Porque afirmar que se pretende asegurar una condena, colgando desde ya la etiqueta de votantes de la derecha a los miembros del jurado, hace pensar que los ciudadanos y ciudadanas que tengan la responsabilidad de apreciar si existe o no delito en el caso de Begoña Gómez, van a ser sometidos a una operación de persecución y cacería mediática por parte de un sector de la izquierda que no parece tener límites morales a la hora de defender su causa.

Parece que están calentando el ambiente para algo que parece ineludible. Begoña irá a prisión. Por más que se intente quitar hierro a la causa, se acuse a los jueces o se intenten hacer comparativas con otros presidentes. Y es que uno de los argumentos que se esgrimen para desprestigiar la causa contra Begoña Gómez es que la mujer de Mariano Rajoy, doña Elvira Fernández, también contó con un asistente personal pagado por Moncloa.

Parece sensato que dada la relevancia que ocupa el cónyuge de quien ostenta la Presidencia del Gobierno, se le ponga a su servicio a una persona que la asesore en cuestiones de imagen, protocolo, comunicación, etc. De esto hay poca duda. Sin embargo, la diferencia sustancial entre el perfil discreto de Elvira Fernández y Begoña Gómez, es que la primera no dispuso de una empleada personal pagada con el dinero de todos, para favorecer sus negocios lucrativos privados.

Dicho de otro modo, si Begoña Gómez hubiera contratado por medio de su propia empresa a esta señora para ayudarle en su negocio, podríamos discutir la moralidad y legalidad de que la Presidencia del Gobierno usase su influencia para presionar a empresas privada para que financien sus actividades lucrativas. Más aún si estas, a cambio recibían dádivas en forma de licitaciones amañadas o subvenciones públicas que salían del dinero del contribuyente. Pero esa es otra discusión o mejor dicho; otra causa que tiene pendiente la “primera dama” ante la Justicia.

La cuestión que se juzgará estos días es que la esposa del presidente, siquiera disimuló; usó a una persona pagada por todos los españoles para enriquecerse o beneficiarse de forma personal. Y eso poco o nada tiene que ver con el interés público de la ciudadanía y desde luego, no es un hecho que la justicia deba pasar por alto como si el aprovecharse del cargo público para beneficio personal fuera algo que se pudiera permitir solo porque se trata de la mujer del presidente.

Ya lo dijo Julio Cesar: “La mujer del César, además de ser honrada, debe parecerlo”. Y me temo que Begoña Gómez, ex contable de prostíbulo que pasó como por arte de magia a impartir un Máster Universitario del que por titulación no podría ser siquiera alumna, usando recursos públicos y presionando a empresas desde Moncloa que luego obtenían prebendas del Gobierno para su lucro personal, será la primera mujer de un presidente del Gobierno europeo que sea condenada por ello. Irá a prisión. Y no habrá bandera de Palestina suficientemente grande para tapar este hecho.

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