El PP y la teoría de los tres cuerpos

Anda el PP buscando retomar el hilo del relato de la corrupción para la campaña otoño-invierno. Mientras, el presidente del Gobierno vuela alto por sus problemas domésticos con un instinto y olfato que, a pesar de los avatares, no le abandona. No consta que, en su ajado manual de resistencia, entre parada y parada del Peugeot, encontrará un milagroso pozo de agua política, un Lourdes castizo, del que tomar un sorbito cuando la ciencia política te da por desahuciado, pero lo pareciera.

Sigue a lo suyo, entre etapa y etapa de esta vuelta a la “anormalidad”, esprinta a su antojo y engaña por igual a gregarios y enemigos. Su última baza es internacional y, además, su Gobierno fue casi pionero en Europa en dejarla sobre el tapete público. En el caso de la declaración del estado de Palestina ha mantenido una inequívoca posición, incluso, cuando no había crédito electoral de por medio. Y eso es una novedad, porque un asunto tan cercano en lo emocional como el Sáhara su giro de guion no mereció ni media palabra. Una ventolera sin explicación que los devotos le perdonan sin afearle la conducta. Desde la vecina Granada, ya se pondera la posibilidad de presentar su candidatura a santo, el viacrucis ya lo tiene hecho y costaleros no le faltarán. La hipérbole en tiempos de extremismos es el pan nuestro de cada día.

Pero mientras esta versión sufriente, lacerante del presidente del Gobierno busca un nuevo milagro demoscópico, una conversión del agua corriente en ribera excelso, el PP pega los bandazos propios de quien no tiene una hoja de ruta clara y, además, tiene el temor de pasarse o no llegar en temas de enjundia para su electorado. "Viva el vino", que esculpió Rajoy.

No hay forma física de predecir tres cuerpos celestes que interactúan en su línea gravitatoria. Así las cosas, el PP de Feijóo, el PP ultramontano de Ayuso y sus frases lapidarias de consumo trumpiano y un tercer cuerpo, el planeta emergente de VOX, que introduce una inestabilidad conocida, pero que los populares aún no saben cómo atajar. El irresoluble problema de los tres cuerpos es en el PP un viejo ‘déjà vu’. Así las cosas, y más allá de las leyes físicas, es el del PP un argumentario cambiante, un aparente reino de Taifas donde cada barón o baronesa escribe su relato.

Mientras, en una galaxia cercana, está Sánchez esculpiendo el físico para entrar en cualquier concurso televisivo de supervivencia, con el cuerpo lleno de metralla política, 'El Renacido' está escribiendo otro capítulo para sorpresa de la audiencia.