Cuando la bebida trae regalo: la tradición de la tapa en Jaén

Jaén es sinónimo de aperitivos tradicionales: descubre tapas gratuitas, sabores únicos y bares históricos que hacen del tapeo una tradición viva

Ruta por seis bares de Jaén con sus tapas más famosas: "se la hago a todo el que viene de visita y quedan encantados"

Habitualmente acompañadas con pan, las tapas de Jaén son un auténtico manjar que acompañan la bebida. / Wikimedia

El 19 de septiembre se celebra el Día Mundial del Aperitivo, una fecha pensada para rendir homenaje a ese momento previo a la comida en el que la bebida se acompaña de un bocado. En España, y especialmente en Andalucía, el aperitivo se ha convertido en una auténtica institución. Pero si hay un lugar donde la costumbre alcanza categoría de seña de identidad, ese es Jaén, la capital del aceite de oliva y de la tapa gratuita.

En esta provincia andaluza, pedir una cerveza, un vino o un refresco casi nunca viene solo. Siempre aparece un pequeño plato que lo acompaña, un regalo del bar para su cliente. Una tradición que convierte el tapeo en Jaén en un atractivo turístico, en un símbolo social y en un patrimonio vivo, además de hacer que, con un par de ellas o tres (según el hambre que tengas) te puedas dar por almorzado o cenado.

La tapa gratuita: una tradición muy jiennense

Un origen de hospitalidad

En Jaén no se concibe el aperitivo sin tapa. Lo que en otras ciudades puede ser un extra de la carta, aquí forma parte de la experiencia. Desde las tascas más antiguas hasta los bares modernos, pedir una bebida significa recibir automáticamente un acompañamiento.

Este gesto hunde sus raíces en la hospitalidad de la tierra. La tapa funciona como carta de presentación del local: es la manera de invitar al cliente a quedarse y, de paso, mostrar la cocina de la casa.

Una ruta por el casco histórico

El casco histórico de Jaén, con calles como la Maestra, Cerón o Arco del Consuelo, concentra algunas de las tascas más emblemáticas. Bares con más de un siglo de historia como El Gorrión, fundado en 1888, todavía sirve chatos de vino acompañados de jamón y quesos.

Otros lugares como La Manchega o La Barra mantienen viva la esencia de las tabernas tradicionales, donde cada tapa es casi un rito. Es más: en lugares como La Barra, la primera tapa siempre es igual: un bollito de pan relleno de morcilla en caldera y acompañado de torreznos.

Platos clásicos que se convierten en tapas

Pipirrana jaenera

La pipirrana es uno de los platos más representativos de Jaén. Se trata de una ensalada fresca de temporada, ideal para el verano, elaborada con tomate maduro, pimiento verde, huevo duro y atún, aliñada con un majado en mortero de ajo, yema, aceite de oliva virgen extra y un toque de comino.

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Migas de campo

Las migas jiennenses son otro clásico. Preparadas con mucho tiempo de antelación para que coja la consistencia ideal a base de pan duro troceado, ajo, aceite de oliva y acompañadas con chorizo, panceta, pimientos o incluso uvas, tienen un origen ligado a los días de lluvia en el campo, cuando los jornaleros se reunían para cocinar. Si quieres probar unas migas de campeonato, lo puedes hacer en La Barra o bien en el bar Cuatro Esquina, cuyo eslogan reza “Tiene migas”.

Morcilla en caldera

La morcilla en caldera es un guiso cremoso de morcilla cocida con cebolla, vino y especias. Tradicional en ferias y romerías, hoy es habitual encontrarla en formato de tapa. Untada sobre pan blandito o bien en un ochío (si estás por Úbeda o Baeza), resume a la perfección el carácter acogedor de la cocina jiennense.

Lomo de orza

El lomo de orza es una conserva tradicional de cerdo en aceite de oliva, aromatizada con pimentón, laurel y especias. Cocinado lentamente, se sirve frío o acompañado de huevo frito y patatas. En las tascas de Jaén es uno de los bocados más celebrados, un verdadero clásico del tapeo.

Tapas con nombre propio

El Recluta

En el histórico bar El Abuelo, abierto en 1929, se sirve ‘El Recluta’: una rebanada de pan frito con tomate y anchoa. Su nombre se debe a los soldados que acudían al local tras terminar la mili. Una tapa sencilla, pero cargada de historia.

Carne a la suegra

La carne a la suegra sorprende tanto por el nombre como por el sabor. Son filetes adobados con especias y preparados a la parrilla, acompañados de salsa. Es un plato que invita al comensal a mojar pan, un imprescindible en muchas tascas.

Rin-Ran de Cazorla

En la Sierra de Cazorla destaca el Rin-Ran, un guiso de bacalao, patata, ñoras y huevo duro. Se consume frío, acompañado de aceitunas y buen aceite de oliva virgen extra de la denominación Sierra de Cazorla, donde la variedad predominante es la Royal, aunque suele hacerse con Picual. Es un plato humilde que se ha convertido en una tapa emblemática de la comarca.

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Tapas XL en Jaén

En contraste, otros bares han popularizado el concepto de tapas XL. El Bar Barranco, cerca de la Universidad, es famoso por flamenquines y sanjacobos de gran tamaño. En el barrio de San Ildefonso, El Santuario ofrece hamburguesas como tapas, mientras que la cadena Más que tapas sirve desde migas hasta brioche de carne mechada.

El aceite de oliva, protagonista indiscutible

Hablar de Jaén y de su tapeo es hablar de aceite de oliva virgen extra (AOVE). Desde el panaceite —pan con aceite acompañado de habas verdes, rábanos o bacalao en salazón— hasta ensaladas como la pipirrana o guisos como el Rin-Ran, el AOVE es el hilo conductor de casi todas las tapas.

Las variedades Picual y Royal, autóctonas de la provincia, aportan aromas intensos y sabores que marcan la diferencia en cada bocado. Esta vinculación convierte el tapeo en una forma de promocionar también el producto estrella de la tierra.

El 19 de septiembre, Día Mundial del Aperitivo, Jaén celebra algo más que una costumbre gastronómica: celebra su identidad cultural. En esta ciudad andaluza, la tapa gratuita no es un detalle anecdótico, sino el corazón de una manera de entender la hospitalidad y la cocina.

Visitar sus bares y tascas va más allá de la mera acción de comer, pues supone toda una experiencia que une gastronomía, turismo y convivencia. Y es que en Jaén, cuando la bebida llega a la mesa, siempre viene con un regalo: la tapa.

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