Julo Millán y Jose Latorre, en la rueda de prensa que daba por cerrada la negociación con JM+.

Julo Millán y Jose Latorre, en la rueda de prensa que daba por cerrada la negociación con JM+. / Europa Press

Necesitan unos días de asueto para reencontrarse. Tras los fuegos de artificio y las escaramuzas furtivas en Madrid y en Sevilla, la pasión tocaba su punto álgido, pero eso fuer ayer. Ahora es el momento de que unos glosen su vigor negociador, otros escondan el gatillazo bajo la premisa de que había que intentarlo y quien se sienta de esta guisa: “despechá”.  

“Despechá, oah, alocá' que Dios me libre de volver a tu la'o”. Sí, de las letras de la “Motomamy”, entiendo lo justo para saber que remanecen del castellano y no del suajili, pero vienen a cuento para glosar el desencuentro presente y futuro de los socios de gobierno.  

En cualquier caso, todos pretenden sacar ventaja de la opereta, aunque queden tocados al unísono. Mientras se producía el cortejo, el plumaje de pavo real socialista era de un colorido único. Hipnótico. No se debe ser cicatero en el preámbulo del arrumaco. Inversiones por doquier, quita de la deuda con los 600 kilos en el horizonte... En definitiva, la tierra prometida, un Jaén que resurgiría prístino de las cenizas de una gestión de un Ayuntamiento intervenido.  

Mas cuando el asunto se tornó quimérico, Paco Reyes enfrío tanto la cosa que dejó helados hasta a sus “propios” negociadores. Desautorizados por elevación. Qué quita, ni quita. Échale guindas al pavo que yo le echaré a la pava azúcar, canela y clavo, pensaría. Marcando territorio aquí y allí. 

En el PP apostaron de inicio por una táctica pasiva, sufrimiento silente. No había épica en el repliegue y cuando todo pintaba a rendición hubo una llamada rutinaria al orden. ¿Qué pasa en Jaén? 

De lo prometido en la desembocadura del Guadalquivir poco o nada trasciende. El rosario de incumplimientos, hasta el momento, es el mejor aval para que Jaén Merece Más se tire al monte, de nuevo, a las primeras de cambio. Pero ya están todos avisados.  

Si de esta refriega lo que la ciudad saca es un “proyect manager”, entiéndase coordinador de la Unidad Aceleradora de Proyectos para atraer inversiones, que el Señor nos coja no ya confesados, sino con una sabia mezcla de vino en sangre. Los jiennenses ya no saben si son peor los hechos o el relato sin hilvanar. 

Cuando hay que buscar nomenclaturas “chulis” para engatusar a la audiencia, malo. En las antípodas, de esta jerga vacua, esta semana se despedía, montera en mano, Diego Soto, un funcionario que siempre marcaba la hora correcta en el Ayuntamiento. Dispuesto a poner cordura de reglamento a las banalidades de unos y otros. No siempre el que calla, otorga.  

A la espera del retorno bajo palio de Puigdemont, aguardamos el paso de la “Mater dolorosa” Isabel Ayuso y allí, en el balcón, otra vez, la saeta zafia de Miguel Ángel Rodríguez. Todo vale en esta procesión pagana.

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